El último atardecer del verano más raro.

No sabía a dónde ir para sentirse mejor, ni si estaba haciéndolo bien.

Siempre dudaba, su mente fugaz siempre se adelantaba.

Salió a la calle para respirar y todo se iluminó solo, como si le enviasen algún mensaje, ¿una de esas señales en las que no creía?

Lo que parecía claro era que ese último atardecer llegaba para ser recordado.

¿Cómo resistirse a esta foto?

Aparecía hasta un coche que hacia de foco en sentido contrario, que tontería más guay.

¿Cómo no hacer coincidir todo?

Por unos segundos no existía nada más que esas luces, se habían ido las sombras.

Y así, ya estarían todas las no-señales juntas. Esas que aparecen, se van y toca adivinar qué significan, de dónde vienen y a dónde nos llevan. 

N.

Comentarios