Espera en el aeropuerto de París.



En las tierras de por medio siempre hay trayectos largos donde arrepentirse.
Esperas eternas.
Maletas, horas y cien cosas que podrías haber hecho antes de irte.
La sensación de que se te olvidará algo que seguramente ni sea importante.
Lo que no tendrás cerca cuando te hayas ido lejos.
Todo lo que tu futuro echará de menos, enfadado.
Porque el pasado fue, un día, tu presente. Minutos.
Personas efímeras y segundos.
Preguntas nuevas.
Expectativas adictivas e inevitables.


Y cuando la espera pasa, ya no estás donde antes esperabas.
Esas son las llegadas mágicas a lugares que, sin antes pisar, ya imaginaste.

¿A dónde van todos los sitios de tu imaginación, implacablemente sustituidos por la realidad?

Creo que se hacen polvo.

Porque no olvides que es más fácil olvidar que al final de la tierras de por medio, los ojos siempre se abren.

N.

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