Tecla.

Aún no sé dónde está la tecla, esa que abre las ventanas de par en par, la que pone el mundo fácil en modo on y termina con todos los suspiros de cada puta preocupación.

Aún no sé cómo se roza esa tecla, ni por qué no me encuentra si yo la busco, no aparece por más que le doy vueltas a los mapas por los que me doy paseos nocturnos.

Aún no sé cómo se pulsa esa tecla, la que promete ser la cura de todos los golpes, la que aparece cuando más gritas ¿dónde estás?, la mágica.

Aún no se si esa tecla existe ahora, la he imaginado tanto que la creo real, pero la siento tan lejos, tan desconocida, tan jodidamente huidiza.

Y mientras yo la esté buscando, ningún teclado sabrá echarla de menos, eso está reservado para mis letras.

N.

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