Mi bien dormir.

Te lo colocas sobre los ojos dudando de su utilidad, los cierras con miedo, pero consigues dormir un poco más allá.

Despiertas con él.
Pero rápidamente lo apartas,
porque no ves nada.

Y es entonces cuando recuerdas el sueño de verano de esa noche que parece nunca acabar.
Llámalo bien dormir pero, por encima de todo, llámalo X.

N.

Comentarios