Hay días de notas, notas tontas siempre a medias tintas, y de  pensamientos que no saben a dónde van sin ellas, las tontas. Hay días de pura y firme indecisión que logran frenar en seco y fundirlo todo hasta apagarte a dudas. Días en los que preferirías ser cualquier otra persona, con una cabeza bien dura, alguien que haya vivido una vida diferente a la tuya. Hay días para planear cómo comerte el mundo y otros en los que el mundo solo se vuelca sin avisar.
También hay días de luz sin esperarlo, y de nervios preciosos por la cosa más tonta. Y esos son los que te hacen repensar lo bonito 100 veces para que pueda pesar más que todo, y olvidarte del poder imparable del tiempo, que se está agotando según escribes.

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