Cuando tu mirada se queda fija en un punto, te abstraes.

Cuando sigues en ese punto mientras el tiempo avanza, te evades.

Cuando pasan cosas a tu alrededor y tú solo ves ese punto, te obnubilas.

Pero cuando tus ojos sienten la inevitable necesidad de parpadear, te vas. 

Parpadeas y de repente ya no sabes a dónde mirabas antes, dónde está eso que te había atrapado...  

N.

Comentarios