Saudades.


Palabra capaz de resumir todo un mundo, de sensaciones extremas. Pocos idiomas la tienen, ni siquiera el mío. Pero no conozco otra que diga tanto. Y ya no se trata de cuál fue el gran motivo que me hizo conocerla, ni de cuánto la siento desde ese momento. Se trata de todo lo que es capaz de contener. Porque el día que aparece algo ha empezado, pero también llega su fin.

Es la prueba más viviente de que algo te marcó, te acompañó y sufriste o sonreíste. La prueba de que estas viva, de que te has vuelto loca porque, aunque no lo quieras, casi siempre no es la cabeza la que manda.

Es la prueba más viviente de que lo que fue, ES. 
Y no encuentro mejor motivo para que ahora me acompañe siempre.

N.

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