Cara a cara.

Cuando todo tu déficit de atención se esfuma solo, como sí de repente la mente aprendiese a entornar los ojos porque no ve con claridad,  para quedarte retenido y anclado a ese suelo nuevo que pisas y que acabas de descubrir. Ese que es como un imán y aún no sabes porqué.
Llamémoslo cara a cara con tu sueño. Tú, con sonrisa tímida, mente ágil, cuerpo dormido, nervio puro, cerebro atento y deseoso de pronunciar una palabra. La palabra que está fuera del escenario, que sabe que aún no es su turno, que su vez se resiste y que ahora ese camino no está abierto. Reprime aquello que aún no sabe cuando es su hora de embarque. Calla palabras que esperan con infinita paciencia en el anden de los que miran el reloj y vuelven a esperar. Espera en la cola, aguarda tu turno, porque no te toca, ahora no, por ahí no se llega o, simplemente, no. 
Pero a la vez crea una venganza. Elabora un plan que empieza por escuchar, mirar, asentir, observar, analizar y, sobretodo, concluir sin contárselo a nadie, porque no es tan fácil que tu voz sea el altavoz de tus ideas, a veces no se entienden.Vive en tu mente hoy aquello que quieres sea tu realidad de mañana. Y en ese camino silencioso, hazte fuerte, para cuando un día sea necesario haberlo sido.  

N.

Comentarios