Los nombres cambian.
Estación SOL Galaxy Note! Este
es el nuevo nombre con el que la interesante técnica de street marketing nos ha
sorprendido esta semana. Metro de Madrid ha cambiado el
nombre de su estación más popular para publicitar el nuevo gadget de la marca Samsung
y como forma de potenciar una nueva vía de financiación que le aporte mayores
inversiones en tiempos difíciles. Se trata de una prueba piloto, tras la cual se
baraja la posibilidad de extender este cambio de nombres a otras estaciones de
metro de Madrid.
Aunque en general parece que la
gente acepta y se acaba acostumbrando a la omnipresencia de los contenidos
publicitarios, quizás el cambio de nombre de una estación mítica que parecía
algo intocable puede verse como una intromisión demasiado agresiva. Lo comercial
parece acabar comiéndose a lo cultural. Existen varios ejemplos en Madrid de
este tipo de acciones como el Teatro Rialto, ahora conocido como Teatro
Movistar, el Teatro Calderón que pasó a llamarse Teatro
Haggen Dazs o la conocida Sala Arena que, tras llamarse Sala
Heineken durante los últimos años, este año ha sido rebautizada como Sala
Marco Aldany.
Este tipo de cambios suelen
resultar muy llamativos cuando se estrenan, apareciendo en todos los medios y
desencadenando todo tipo de comentarios, pero si es cierto que al final llega
un día en el que casi sin darte cuenta eres tú quien acaba usando esa
denominación que la publicidad ha creado y de la que un mes antes renegabas. Da
qué pensar. Pone de manifiesto que tampoco eran cambios tan graves y que solemos
acabar sucumbiendo al avance imparable del mundo comercial.
Aun así, creo que siempre acaban
siendo más fuertes los vínculos emocionales que podamos tener con una marca (o
con el nombre de esta) gracias a recuerdos, vivencias o asociaciones positivas,
que cualquier acción de street marketing publicitario. Estas vivencias no las
crea el nuevo nombre de una marca sino la verdadera experiencia que esta genere
en el público, y esto será lo que una marca siempre aspire a conseguir.
Cada marca sabrá si le conviene
o no vincular su imagen a una discoteca, a un teatro o al Metro de Madrid, y si
esta es la vía más adecuada para fidelizar a su público objetivo. Pero tras comprobar el rápido avance de este tipo de
prácticas no cabe duda de que con los malos tiempos la publicidad se reinventa
y encuentra soportes nuevos y eficaces en lugares que nunca antes habríamos
imaginado. Incluso en el nombre de una estación de metro.
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